Pandemia | Cuba-Site

Luego de ilusiones como fármacos milagrosos, extraordinarias reservas de petróleo y programas para producir más cítricos y carne que Estados Unidos, la nueva quimera del gobierno cubano son las vacunas contra el COVID-19.

Muchos expertos, sin embargo, ponen en duda que, al fin, se logre encontrar la añorada gallina de los huevos de oro para salvar la maltrecha economía de la isla.

De momento la primera víctima fue la población cubana que durante meses vivió indefensa ante la pandemia, mientras las autoridades desarrollaban su propia vacuna.

En todo ese tiempo el gobierno cubano rechazó integrar el programa COVAX, que suministró vacunas gratuitamente o subsidiadas, y declinó una donación ofrecida por el presidente Joe Biden.

Una campaña propagandística intentó convencer a los cubanos de que contaban con medicamentos para enfrentar la pandemia como el Interferón alfa 2b, que fue descalificado por ineficaz y hasta contraproducente en algunos casos.

Pero las autoridades de la isla no sólo emplearon recursos en fabricar una vacuna, sino cinco, que todavía carecen del aval de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La jugada dañó también al turismo que cayó en el 2020 y en 2021 se desplomó otro 67 % más, según cifras oficiales (apenas 356,470 visitantes), cuando el Caribe creció 63 % en comparación con 2020, según la Organización Mundial del Turismo.

El servicio de información Bloomberg estima que la caída de las visitas a Cuba se debió a mantener cerradas las fronteras hasta noviembre de 2021 mientras desarrollaba sus propias vacunas.

Suscríbete a Cuba-Site y recibe más notas como esta en tu e-mail.

¿Una vacuna política?

Un elemento que pone en duda la viabilidad económica de la producción de vacunas cubanas es que ninguna de ellas cuenta aún con el aval de la OMS.

Expertos citados por la organización Archivo Cuba, estiman que probablemente solo reciba el aval de la OMS en 2022 la denominada Abdala y quizás una o 2 más posteriormente.

El gobierno cubano espera tener ventajas competitivas debido a costos menores (sobre todo por los salarios muy bajos), además de la ayuda que está recibiendo de aliados e instituciones internacionales para la producción de vacunas.

Sin embargo, no es descartable que la industria cubana llegue tarde y no reciba tantos ingresos como espera.

Los expertos alertan que las vacunas contra el COVID-19 son un mercado altamente competitivo, con precios que cambian con rapidez y variedad creciente de opciones.

Como resultado, según Archivo Cuba, probablemente el gobierno de la isla tendría que depender de las compras prepagadas de sus aliados y de la Global Vaccine Alliance (Covax).

De modo que resulta difícil que la vacuna y las exportaciones asociadas sean suficientes para rescatar la economía.

Hay muchos indicios de que se trata de otra fórmula fallida más, como tantas anteriores, demasiadas para un país subdesarrollado.

Imagen de Gerd Altmann / Pixabay